La sede ubicada en Moreno 2033

Andar no es sólo la Obra Social más joven de las que existen en este momento en el país, sino quizá, la nacida del parto más largo. Debieron pasar muchos años desde el día en el que los agentes de venta obtuvieron su derecho a ingresar en el Sistema Solidario de Salud, hasta la reciente puesta en marcha de la organización que llevara su propio nombre y apellido y se consagrara a plasmar en la práctica, un emprendimiento de servicios médico-asistenciales capaz de autoabastecer sus particulares requerimientos. La Obra Social de los Viajantes Vendedores, nace por el acuerdo con los empleadores, plasmado en el Convenio Colectivo de Trabajo de 1964. Para brindar las prestaciones, llegan a un acuerdo con el IMMA, que luego, por ley, pasaría a transformarse en la actualmente conocida como OSECAC.

Desde entonces y hasta mayo del '99, los viajantes vendedores, que mantenían en custodia su particular identidad a través de sus propias organizaciones, dejaron en manos de sus primos hermanos la responsabilidad de dar cobertura a sus afiliados.

Se requería de una conducción con férrea voluntad de organización y de crecimiento, capaz de asumir la responsabilidad de tomar en sus manos la gestión de un emprendimiento independiente. La encarnaría la Asociación de Viajantes Vendedores de la Argentina, en conjunto con su entidad de segundo grado, la Federación Única de Viajantes de la Argentina (FUVA).

Signado por las muestras de esa firme determinación, en febrero de 1998, se llegaría a un nuevo entendimiento con las autoridades de OSECAC, para que los viajantes y agentes de venta tuvieran las prestaciones de excelencia, acordes con el nivel de ingreso de sus propios afiliados. Con el aval de la Superintendencia de Servicios de Salud mediante la Resolución conjunta 115/98 y 43/98, la nueva Obra Social de Viajantes Vendedores de la Argentina (OSVVRA) tendría ya, su fecha de nacimiento.

Se resolvió tomar un lapso de algo más de un año para corporizar ese viejo anhelo; dieciséis meses para dar forma a una organización de servicios apta para dar respuesta eficaz a las exigencias de sus principales destinatarios y sostenerse con eficiencia frente a las condiciones de un mercado abierto y competitivo; corrigiendo los errores y capitalizando las virtudes del sistema solidario. Así, dotada de un moderno sistema de gestión, contando con el capital de trabajo y la solvencia económica necesaria, equipada con la mejor tecnología y animada por el entusiasmo de un nuevo comienzo, la OSVVRA, bajo el nombre de ANDAR, abrió por fin sus puertas, el 1º de junio de 1999.

ANDAR nació con este régimen ya instalado. Su adaptación a un régimen abierto, fue parte y a la vez natural consecuencia, de su objetivo institucional inicial. Los viajantes y agentes de venta en general, son en su mayoría trabajadores de clase media con características particularísimas, marcadas por una actividad que se desarrolla con autonomía funcional y requerimientos individuales especiales.

Su adecuada atención implica el desarrollo de una capacidad de adaptación permanente a una demanda personalizada, singular y flexible. La adaptabilidad, en síntesis, requerida por las actuales "condiciones de mercado" es, en el caso de ANDAR, su marca de origen.

Hoy, la incorporación de monotributistas de distinto origen y actividad sólo supone dar sustancia a otro de los aspectos fundacionales de ANDAR como Obra Social: abrir y hacer rendir sus esfuerzos, solidariamente, a otros grupos sociales que requieren de las ventajas de este modelo, en el que los recursos de todos, se ponen al servicio de las necesidades de cada uno.

La oferta para monotributistas

Andar brinda prestaciones en todo el territorio nacional. También para el Plan Básico, al que tienen acceso automático los afiliados monotributistas, el país ha sido dividido en siete regiones que facilitan su administración y el manejo de una red de complejidad creciente, coordinada por la Dirección de Prestaciones desde ANDAR Central.

Esta red permite la articulación de un sistema de atención integrado por múltiples efectores, de modo de garantizar su proximidad con los pacientes que requieran de sus servicios.

La composición del Plan (que de acuerdo al Programa Médico Obligatorio incluye consultas, prácticas diagnósticas, internación, rehabilitación, cirugía ambulatoria, oftalmología, odontología, psicología y psiquiatría, medicamentos y material descartable, servicios de urgencia y emergencia, prácticas auxiliares de la medicina y todos los planes especiales contemplados en las exigencias reglamentarias) resuelve, con el mismo criterio, la organización de los planteles profesionales en Capital Federal y Conurbano que en el resto de las regiones en las que ha sido subdividido el país, respetando en todos los asos la multiplicación de los efectores de acuerdo a la densidad poblacional de las diferentes localidades y brindando siempre más de una opción para cada necesidad. Organizado de este modo y conectado electrónica y telefónicamente a través del Sistema Personalizado de Atención al Beneficiario, el Plan Básico, es potenciado en términos de servicio, constituyendo una oferta de primer nivel.